En un mundo urbano sobreprotector donde cada tierno infante está rodeado en los columpios por un mínimo de dos adultos, la lógica de la aventura está descartada. Tampoco es necesario que unamos nuestro apellido a la lista de los Shackleton, Livingstone o de Cabeza de Vaca. Un Camino de Santiago del siglo XXI facilita todas las posibilidades pensadas para que usted pueda determinar su Camino a la carta, y así dotarlo del carácter que desee: religioso, cultural, festivo, con un jamón en el maletero del coche de apoyo o para practicar sus oxidados rudimentos idiomáticos…